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NUESTRO PRIMER OBJETIVO
Un buen día una persona, que llamaremos "Mortadelo", encontró una reseña sobre un libro, en un suplemento cultural de un periódico (hasta aquí nada extraño). Cuando Mortadelo adquirió el libro, sin leerlo, se lo dejó a Pollock. El cual intentó leer el libro y vio tantas faltas de ortografía que prefirió leer el Playboy. Mortadelo llegó a contabilizar 10 faltas de ortografía en una sola carilla. Y no faltas de ortografía de las que habría necesidad de un filólogo, no, con un estudiante de primaria que ha aprendido las reglas básicas nos bastaría.
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